Poco a poco Saturno fue levantando más paneles de la supuesta nave que aún no era ni diseño en una hoja. Es que Saturno se quejó porque no tenía ni hojas.
Venus: -Basta de quejas. Se acabó. Nos camuflamos y vemos de conseguir dinero. Podemos vender las verduras y frutas en algún mercado. Hay que investigar y salir adelante.
Venus: -¿Qué estás haciendo acá solo encerrado?
Saturno: -Pensando.
Venus: -¿Te acordás qué triste estábamos y cómo nos alegramos en la carpa?
Saturno: -Sí.
Venus: -Bueno, ahora tendremos el primer alien terrícola. ¿No es fantástico? Crearemos una colonia interestelar y seremos los fundadores y…
Saturno: -¡No! ¡No es posible! Más trabajo.
Al final Venus consiguió que Saturno se camufle. Adoptaron el estilo de dos irlandeses, según Venus, y dijeron que llegaron para comenzar una nueva vida y que eran casados.
Esta es Venus.
Venus: -Listo. No fue tan malo viajar en colectivo público Ahora a mirar bien los negocios. Tenemos que proponer a alguna de esas casas que vende comida que le venderemos verduras y frutas frescas, quizás pescados. ¿Podés poner cara de buenos amigos?
Saturno: -No puedo. El nylon de la ropa me da picazón y la gorra me aprieta.
Saturno: -Buenas, terrícola, ¿acá que hay?
Empleado: -Tenemos de todo para la dama y el caballero.
Saturno: -Tengo unas verduras a cambio.
Empleado: -Esta es una casa de venta de ropa.
Saturno: -Me imaginé. Le doy unas verduras por una gorra nueva.
Empleado: -Lo siento, no aceptamos trueque.
Saturno leyendo la mente pudo saber que Esteban es médico. Como supo que además a Esteban le gustaba jugar a las cartas, las rubias y los autos importados, Saturno aprovechó para hacerse amigo de él fingiendo tener los mismos gustos.
Venus con la primer venta de verduras y frutas se compró un celular.
Saturno intentando mezclarse con los humanos.
Probando el primer pancho de su vida.
Esteban: -¿Se siente bien, señora?
Venus: -Sí, es que me cayó mal el pancho.
Esteban: -Debe ser el embarazado
Venus: -Es el pancho. Parecía de goma.
No, era el embarazo nomás.
Venus: -Allá, esa está seca
Saturno: -Ya basta, yo sé qué hago.
Venus: -No sirvo para estar quieta
Saturno: -Ya quisiera yo estar como vos, todo el día rascándome
Venus: -No te quejes, yo me tengo que aguantar estar tan inflada.
Venus muriéndose del calor.
Venus: -Nunca te dije, no hubo momento, pero en mi familia solo hay nacimientos numerosos.
Saturnos: -¿Mellizos?
Venus: -Quintillizos.
Saturno furioso porque si sabía que podía tener cinco hijos, no hubiera “festejado” con Venus.
Venus -Camuflate, Saturno, ya viene el bebé.
Al final Esteban resultó un amigo y Saturno le confió quienes eran así Venus pudo, de incógnito, dar a la luz en el hospital
Para alegría de Saturno y tristeza de Venus, solo fue un bebé, una niña a que llamaron Luna.
Saturno durmiendo en el sillón mullido.
Saturno y Luna.
Venus: -¿Te acordás de la alegría por el nacimiento de Luna? ¿Cómo festejamos?
Saturno: -Bueno, ahora ya podemos decir que hemos fundado una colonia.
Venus: -Gracias, Esteban, por venir.
Esteban: -¿Otro más? ¿Tan rápido?
Venus: -Nosotros, los aliens, no tenemos los problemas como las terrícolas.
Esteban: -Pero si no tienen ni casa.