Primera generación de brujas que llegan a la Escuela del Aquelarre desde que la Suprema llamada Laetitia Wicca se hizo cargo. Condición de admisión: vestir de negro.
Laetitia: -Lucius, deciles que hagan cola afuera de la cripta que voy a hablar primero una por una.
Lucius: -Me dijo que haga el almuerzo.
Laetitia: -Primero vas con las aprendizas, luego hacés el almuerzo y luego tocás una sinfonía.
Nervios. Ya la pelirroja le contestó mal a la mísitca. Ya la otra se metió.
Quien se fue justo a tiempo fue Angélica, quien prefiere huir de las peleas.
Laetitia: -¿Qué hacés acá? Te dimos la orden que esperes en la entrada de la cripta.
Angélica: -Perdón pero es que se agarraron a piedrazos.
Laetitia: -Si no sos capaz de aguantar la ira de una bruja, mejor te dedicás a la repostería artesanal.
La cripta, debajo del cementerio. Zona secreta de reunión.
Laetitia feliz de poder iniciarse como suprema.
Y para tenerlas controladas a todas sus aprendizas, magia vudú para cada una de ellas. La que se aloca, dos pinchazos y a otra cosa.
Laetitia: -Bienvenida, Minerva.
Minerva: -Gra…gra…cias.
Laetitia: -Ahora quiero que me demuestres tus poderes.
Minerva: -Soy parapsicóloga.
Metió la pata. Ahora no sabe si no la rajan.
Livia: -¿Qué le pasa a esta suprema? ¿Está haciendo gárgaras?
Angélica: -No, se pinchó el dedo con el alfiler del vudú.
Luego de la jornada de bienvenida, entrevistas y presentaciones, comenzó el lunes y las clases: lectura de bola mágica.
Pobre Lucius, se acaba de enterar que esos dos esqueletos de la cripta eran antiguos mayordomos que dejaron puro huesos a raíz de que se hicieron los galanes con las aprendizas.
Mesa de ofrendas y altar de ceremonias en el subsuelo de la cripta. Dicen que allí sacrifican a las brujas que han violado las normas. Es más, esa es Teresita y fue sacrificada a raíz que prendió una hoguera con antiguos pergaminos mágicos. Dijo que tenía frío y que la Suprema era bien codito y que ahorraba en servicios.
Otra de las clases importantes es la de cocina. Cada una tiene que aprender a hacer guisos, tortas para luego hacer brebajes y de paso, cocinar para la escuela.
Clase de meditación. El objetivo es poder levitar y teletransportarse como la Suprema, además de estar en línea.
Una semana después del inicio y comenzó el escándalo. Lucius, como no se puede ver el trasero, ni cuenta se dio que mientras dormía alguien bueno, ya ven lo que hizo. La Suprema Laetitia lo vio y comenzó con las averiguaciones de quién ha sido. Lucius dijo que ni idea, que él estaba durmiendo y que tiene sueño pesado.
Cardea desde la punta de la mesa: -Lucius, quiero dejar en claro que yo no he sido. No uso pintalabios rojo.
Angélica: -Yo uso uno rosita de brillo nomás.
Livia: -Yo tampoco uso por la noche.
Cardea: -Vos, Livia, usás pintalabios rojo.
Livia: -Pero no tengo la boca tan grande.
Como primera prueba, la Suprema Laetitia tuvo la idea de que casa una de las aprendizas se pinte los labios de rojo y bese un papel. Así compararán con la marca en el calzón de Lucius.
Por suerte pudo salir de la escuela un rato. Tantas mujeres y no puede acercarse a ninguna. Pobre hombre. Ahora entiende porqué eran eunucos los hombres de los harenes.
Salida a visitar el bosque de Nineba donde habita una de las brujas más poderosas, ya retirada, quien es curandera y conoce las propiedades de las plantas, además de su lenguaje.
Aprovechando el aire libre.
Por suerte no fue nada. Dice Cardea que sintió que alguien la empujó desde la lomada. Rodó unos cuantos kilómetros. Se debe de estar riendo de los nervios nomás.
Noche. Doce horas. Hora de brujas. Cuentos de terror. Los kilos de más que tiene Livia.
Livia descubrió que puede invocar el fuego. Claro, aún no sabe dónde ponerlo.
Cualquier lugar sería mejor antes que en brazo.
Angélica: -¿Has visto el poder nuevo de Livia?
Cardea: -¿Piromagia? Ja. No me gustaría estar cerca de una emanación de gases.
Angélica: -Me parece muy poderoso.
Cardea: -Nada que no se pueda apagar con agua.
Campamento.
Podrido, así está Lucius. Ya le dijo a la Suprema Laetitia que al menos las chicas podrían no andar en ropa interior, que él no es de palo. La Suprema amenazó con convertirlo en rana.
Las primeras enemigas. Carde y Livia no se toleran.
Y las demás no toleran las burlas y cómo se pelean.
Por suerte la Suprema Laetitia trajo a la pequeña Cardea y a la pequeña Livia, sus muñequitas vudú, y las calmó un rato dejándolas colgadas del aire.
Livia vio algo horrible en el baño. No. Fue un fantasma dijo. Ahora dice tener poder mediúnicos. Cardea dice que está exagerando para que la Suprema crea que ella es poderosa.
Clase de yoga.
Conociendo a la Gran Matriarca.
Invadiendo la casa de la Gran Matriarca. La cabaña está mejor que las carpas.